Tenía aquella sensibilidad de su madre y amor por las artes, la multitud, el carisma suficiente para tener a mucha gente. Era un niño torpe, cálido, social, divertido, con un rostro lleno de compasión. Son solo una excusa para lucirse y ver cómo otros se lucen. Corbatas, tacones, flores, manteles y bailes. Era inteligente, sí, un niño que sacaba buenas notas y jugaba mucho afuera. Es fácil distraerse con lo secundario, como si todo eso se tratase de un encuentro social más, donde la gente se viste con su mejor traje, come mucha comida y hace sus mejores intentos para salir guapa en las fotos.
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